RESPONSO A SAN ANTONIO DE PADUA
Siempre ha sido muy grande la devoción y confianza que se tenía a san Antonio.
La fervorosa caridad de este Santo para con todos, sus afanes, prodigios y milagros, le hacía ser muy querido.
Él es consuelo de cuantos le invocan con fe y confianza.
Por su mediación hallan las cosas perdidas y alcanzan cuanto han menester.
Siendo yo un adolescente y después de mayorcito, recuerdo como acudíamos a algunas de las personas mayores del pueblo, cuando teníamos alguna desgracia o se nos perdía alguna cosa, y después de rezarle el responso al Santo, aparecían en los lugares más insospechados.
En mi caso, una persona muy cercana a mí; sufrió la pérdida de un objeto muy valioso y sentimental, que después de buscarlo durante algunas horas por varias personas, no logramos hallarlo.
Al día siguiente, después de haber invocado al santo con su responso; en menos de un cuarto de hora, encontré yo solo el objeto, en un lugar donde todos habíamos mirado el día anterior.
Parece imposible, pero así fue. Todos quedamos maravillados y contentos.
Como agradecimiento y recuerdo a todas aquellas personas mayores, que invocaban al Santo; cuyos nombres sería muy prolijo enumerar, y por si alguno no sabe el responso, y a la vez desea invocar a este Santo, a continuación me permito transcribirlo.
Si buscas milagros, mira muerte y error desterrados, miseria y demonios huidos, leprosos y enfermos sanos.
El mar sosiega su ira, redímense encarcelados, miembros y bienes perdidos recobran mozos y ancianos.
El peligro se retira, los pobres van remediados; cuéntenlo los socorridos, díganlo los paduanos.
El mar sosiega su ira, redímense encarcelados, miembros y bienes perdidos recobran mozos y ancianos.
Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo.
El mar sosiega su ira, redímense encarcelados, miembros y bienes perdidos recobran mozos y ancianos.
Ruega a Cristo por nosotros, Antonio, glorioso Santo, para que dignos así de sus promesas seamos. Amén.
Alegre ¡oh Dios!, a vuestra Iglesia la conmemoración votiva de San Antonio, para que esté siempre protegida con auxilios espirituales y merezca gozar las eternas alegrías. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Arturo G.P.
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