miércoles, 27 de febrero de 2013

CARROS Y OTRAS ANTIGUEDADES


CARROS  Y OTRAS COSAS ANTIGUAS     

En algunas de  mis visitas al pueblo he observado con tristeza, algún carro de los que usábamos antiguamente abandonado por las calles así como algunas herramientas de la época, norias, aventadoras, etc...
Todo eso, unido a las fotos que he observado en el foro, de cosas antiguas, me anima a escribir algún dato sobre mis recuerdos de los años 1945 y siguientes, relacionadas con las mismas.
Las fotos en sí de puertas y cerraduras, balcones y otras cosas que hay, muy ilustrativas todas ellas. Están muy bien y espero que  permanezcan en el recuerdo y en los tiempos.
Simplificando en lo posible, voy a relatar algunas cosas  relacionadas con alguno de ellos.

LOS CARROS: ¿Cuánto había que trabajar para construir un carro? Pregunten a los carpinteros y cerrajeros de aquella época.

Una vez preparadas las piezas, con la sierra, garlopa o cepillo, había que encofrarlas con las distintas piezas de madera y metálicas, a base de golpes de mazo o martillo.
Era una labor artesanal digna de resaltar.
Ahora casi todo lo hacen las máquinas, eso sí; siempre guiadas por la inteligencia humana.
¡Viva el progreso!

Lo que más me ha emocionado, es una de las  máquinas aventadoras que vi.
Las construían en Casasola de Arión, un pueblecito de Valladolid, que vivía prácticamente  de los beneficios de esta industria; y que la mayoría de sus vecinos alternaban con la agricultura de cereales.
Por los años 1.967, aún recuerdo ver varios talleres en dicho pueblo, que se dedicaban a esta industria; por cierto ya con poco apogeo.

Recuerdo en mi edad de adolescente, que tenía que entrar en el “infierno” de la máquina, para recoger los restos de semillas que había; cada vez que se limpiaba un montón, se cambiaba de clase de cereal, o bien la máquina la llevaba algún otro familiar para su uso.
Los mayores allí no cabían, porque  el espacio era muy pequeño.
Ya de mayor, había que darle a la manivela del volante, para que la máquina funcionara.
Aquello, en principio resultaba divertido; pero cuando se pasaba mucho tiempo, si no tenías relevo; se hacía agotador aquel movimiento permanente de brazos, sobre la manivela.
Generalmente se venía alternando, uno echaba mies molida a la aventadora; y otro le daba a la manivela.
Últimamente, ya se pusieron unos pequeños motores; que hacían funcionar la máquina, y el trabajo era menor.
Todos en general, y sobre todo los que no tenían máquinas; limpiaban los cereales aprovechando los días de viento; de ahí, que si había que hacer este trabajo, no se respetaban los domingos ni fiestas de guardar; aunque estuviese prohibido.
El viento cuando venía, había que aprovecharlo.

No quiero ser pesado  describiendo más detalles; pero si hacer una sugerencia a las Autoridades del pueblo; para que dentro de sus limitaciones, dedicaran un local para recoger todos los elementos  y piezas antiguas, y hacer un pequeño museo; uniendo en lo posible los pequeños museos que los vecinos van guardando en sus casas.
Con una pequeña restauración y limpieza; una descripción de las mismas, y del donante; podrían exhibirse después.
Así perdurarían con el paso de los años.
Claro, con la crisis que padecemos este año 2013, poco se puede hacer, será mejor esperar  tiempos mejores.
Saludos a todos.

Arturo Galende Palacios



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