miércoles, 13 de febrero de 2013

RECUERDO DE LOS QUE NOS PRECEDIERON


 RECUERDOS DE LOS QUE NOS PRECEDIERON


Existe un pago en el pueblo, lindando a los Escobales, que se llama “Los Cerverones”. Me decían mis antepasados que las fincas que componen este pago antiguamente habían sido propiedad de unos señores que llamaban “Los Cevatos” que vivían por la zona del Monte de Torozos, en la provincia de Valladolid, de ahí el indicado nombre del pago. Estos señores vendieron  la finca, y la compraron los más adinerados del pueblo; distribuyéndola en pequeñas  parcelas de 1.000  ó  1.500  metros cuadrados, según las posibilidades económicas de los compradores. Desde entonces hasta la concentración parcelaria por los años 1.974 ó 1.975  seguían  las pequeñas parcelas que se iban heredando  de padres a hijos; aunque también existía alguna de tamaño superior, como consecuencia de que el dueño había comprado otra al lado, a otro vecino que emigraba a otros pueblos o ciudades, o también porque la hubiera permutado con otra de algún otro  vecino, en algún otro pago del pueblo; ya que así unos y otros iban haciendo las parcelas mas grandes para poder cultivarlas mejor.

Hay otro pago denominado “Santo Tirso”, límite con el término de Morales de Valverde. Se comentaba que  hacía muchos años había existido allí un pueblo llamado así; que debido a la proximidad a los pueblos de Morales y Pueblica, sus vecinos decidieron ir unos a un pueblo y otros al otro, pasando sus propiedades a depender de los términos municipales de ambos municipios. En este lugar había unas pozas, una en la zona de Morales y otra en la de Pueblica, muy próximas entre si (actualmente muy deterioradas). Son unos manantiales de agua muy superficiales, que recogían  la misma en unas pozas adecentadas de piedras y cemento, con lavaderos apropiados para que las señoras, las de Morales y las de Pueblica, pudieran lavar la ropa; por supuesto cada cual en la suya. Había  alguna vez que como alguna señora de uno u otro pueblo, debido a que hubiera mejor agua o  mejor lugar, se pasasen  a la del pueblo contrario; como viniera otra  de ese pueblo, enseguida  la advertía de que se fuese a la suya. Existía una pequeña rivalidad entre ambos pueblos, por tener mejor adecentadas las pozas, en evitación de discordias entre las mujeres.
Recuerdo yo verlas lavando en ese lugar, cuando baja alguna vez por el camino que pasa al lado, bien a Morales o a San Pedro, e incluso presenciar alguna disputa entre ellas, debido a lo que ya he comentado.
Un vecino de Pueblica, hizo un pozo en una parcelita que tenia entre una y otra poza. Le ayudé  personalmente a profundizar el pozo, toda vez que mi padre tenía otro pequeño huerto colindante, para poder regarlo también. Me acuerdo que a una profundidad de unos 3 ó 4 metros nos encontramos con un empedrado canalizado hacia uno y otro lado, que presumía que en algún tiempo, esa canalización pudiera haber sido usada por sus habitantes, para conducir el agua de esos manantiales y regar las fincas próximas, por cierto muy productivas. Este  recuerdo de mi juventud quedó patente, y acentúa mi creencia en las manifestaciones de nuestros mayores.

Otro lugar muy emblemático del pueblo es el “Hundido de Vallegrande”. Es una hendidura en el lado Noreste del Altar Mayor. Se comentaba que cuando España estuvo poblada por los árabes, desde este lugar y por debajo de tierra, había unas galerías que cruzaban por debajo del Altar Mayor y Tacibera y salían al Estrecho del Cañón, donde había una fuente, muy próxima a donde actualmente está unos de los puentes de la carretera de Pueblica-Tábara;  y a la que las moras iban a lavar  y recoger agua para sus necesidades.
Pasando por dicha galería  evitaban un gran rodeo que les permitía continuar en dirección a Tábara y Litos.
Con el paso de los años, la tierra cedió en ese punto; y de ahí que le pusieran tal nombre.

El Teso de la Horca, otro pago al lado de Sureste del pueblo, del que ya he hablado en otro artículo. A este lugar, se comentaba por nuestros ancestros, que en la antigüedad, llevaban a los  que cometían fechorías graves en el pueblo y  los ejecutaban colgándolos con una cuerda de un árbol. De ahí que perdure el nombre de este pago hasta el día de la fecha.
En este lugar antes de la concentración parcelaria, había unos grandes desniveles del terreno, donde  los vecinos tiraban los animales que se morían; y no podían aprovechar sus carnes para el consumo. Ya por los años 1.950 al 1.960, se empezaron a prohibir estas actitudes nada favorables, sancionando a quienes se averiguaba podían haber arrojado algún animal muerto. Cuántas veces se pasaba por las proximidades, y había que tapar la nariz, en evitación del tremendo olor putrefacto que salía  de aquellos regatos; a veces muy profundos, formados por los torrentes de agua de las lluvias, que arrastraban la tierra hacia el arroyo Zamarrilla, donde desembocaban.
Cuántas veces, en los inviernos cuando las lluvias eran muy intensas, y en la primavera y verano en las grandes tormentas, que descargaban mucha agua o granizo  y el cauce del arroyo no daba abasto para todo el caudal que recibía de uno y otro lado del mismo, se inundaban las casas de las calles del Reguero y del Medio.  Me acuerdo en distintas ocasiones, de ayudar a la gente y sacarlas de sus viviendas inundadas, para trasladarlas a otras viviendas de sus familiares, mas altas que no se habían inundado.
Después de hacer la carretera, ocurrían menos inundaciones, pues la citada vía servia de contención y el agua inundaba la zona opuesta, “Cereras y Pateras”. Aún así cuando era excesiva la lluvia por los pagos de Valchiquero y adyacentes, como los de Pradera Larga, Escobicas y  camino de Friera; y los regatos de Valchiquero y Los Cuadros se desbordaban, debido a que el arroyo principal no asumía  todo el caudal de agua , se expandía hacia los lados e inundaba las viviendas mas bajas igualmente.
No hace muchos años en uno de los desbordamientos del arroyo, debido a la gran cantidad de agua que llevaba; las autoridades del pueblo tuvieron que pedir ayuda para sacar de sus casas, alguna de las personas ya mayores; que habían quedado atrapadas en sus viviendas, en evitación de males mayores.  

                           Arturo Galende Palacios

No hay comentarios:

Publicar un comentario