miércoles, 13 de febrero de 2013

DOMINGO TORTILLERO Y MAS RECUERDOS


RECUERDOS DEL AYER” y ojo “QUE NO VOLVERAN”

        Proverbio: Los recuerdos permanecen en el tiempo. Este jamás se recupera. Tiempo pasado, tiempo perdido.

Hace unos días he visto unas fotografías  en las que distintos vecinos de Pueblica, van a celebrar el domingo tortillero al “Altar Mayor”, monte de mayor altitud en el  término del pueblo.
Me alegra mucho que ahora podáis trasladaros allí en familia y con amigos. Así se hace mas agradable disfrutar de la tortilla, principal manjar que hace honor a ese día; y también observar la maravillosa panorámica que desde la cúspide del monte, se divisa a su alrededor.
No conozco a ninguno de los que figuráis en las fotos, pero me da alegría veros; y sobre todo como además de la tortilla podéis degustar el rico jamón y parrilladas tan exquisitas. Aunque todas las fotos estén bien, me emociona  ver la de la niña, acercándose al jamón, que  parece se lo va a comer todo. Muy preciosas y espontáneas, tanto la foto como la niña.
Os aconsejo a todos que aprovechéis el tiempo, y disfrutéis de los buenos momentos que depara la vida, ahora que podéis.
A los mayores, solo nos queda el recuerdo y la nostalgia del ayer; y que por ley de vida, no volverán.
Antes, subir a la cima, tenía que ser andando; y resultaba poco menos que imposible, debido a la maleza. Los carriles que hacían las cabras, nos servían de ruta hasta el pilo.
El monte en si, y la tortilla, me trae a la mente muchos recuerdos; y me permito describir alguno de ellos, así veréis como lo pasábamos por los años 1.950.

En los inviernos, íbamos al monte para hacer leña; y con ella calentar la casa. Se hacían las comidas en aquellos famosos potes de hierro con tres patas y cazuelas de Pereruela, que poniéndolos al calor del fuego, después de cocidas o guisadas, sabían muy ricas.
El monte “Altar Mayor”, estaba dividido en pequeñas parcelas, o “quiñones de monte”, que pertenecían a los vecinos; y que casi todos ellos tenían alguno.
Recuerdo como alguno de los días, si el tiempo lo permitía; después de cansarnos de arrancar jaras, brezo o urces, llegaba el momento de la comida. Hacíamos una buena fogata, y se asaba el delicioso tocino de papadas y chorizo del cerdo, recién curado; que con unos buenos traguitos de vino de cosecha, además de saber muy rico; servia para seguir con la dura tarea de cortar con el hacha, leña de los sardones, encinas y robles; que al día siguiente se volvería a buscar y  llevar una buena carretada, para casa.
Algunas veces, se arrancaban quiñones enteros de brezo; para hacer carbón; que luego utilizarían en las fraguas, los herreros; para calentar el hierro y moldearlo, a fuerza de golpes de martillo; sobre la bigornia.
Al lado de uno de los quiñones, donde preparábamos la leña; había dos alcornoques. Casi siempre que íbamos nos entreteníamos en sacar algún trozo de corcho, que dejábamos secar; y después hacíamos tapones para las botellas y cántaros.
Por la zona sur del monte, que da a la raya de la dehesa de Pozos; había mucha jara y brezo, que dificultaba el tránsito hacia la cima del mismo. Aún así, algunas veces subíamos hasta el pilo, lugar  de piedras y peñascos, donde permanecía el agua; casi, durante todo el año.
Allí descansábamos, bebíamos agua si había sed, y observábamos el horizonte, hacia uno y otro lado.
Si el día estaba despejado y hacia Sol, el paisaje era maravilloso. Mirando hacia el norte, se veía la mayor parte del valle, incluso el depósito del agua de Benavente, que se halla situado a unos 30 kilómetros de distancia. Hacia el sur, se divisaba todo el valle de la dehesa de Pozos y los montes de la Picota, Mujer Muerta y otros menores, que dan vista ya a tierras de Tábara. Actualmente en las cumbres de alguno de ellos, se observan los postes con sus enormes brazos para la producción de energía eólica.
 En la primavera, toda la ladera este-sur, era una delicia contemplar las variadas flores de las plantas, brezo, romero, retamas y otras.
Parecía una enorme sábana reluciente por el Sol, y perfumada por el aroma que exhalaban sus vistosas flores; que inducían a la contemplación, y a quedarse allí  por largo tiempo; pero había que trabajar, y regresar a casa; y eso era más importante.
En distintas ocasiones, se podía apreciar la presencia de algún jabalí o de algún lobo, que salía de entre la maleza del monte. Lo que mas abundaba eran zorros, liebres y conejos.
Si los días eran ya más calurosos; se podía llevar un buen susto, al salir alguna culebra de grandes dimensiones que intentaba huir. Si se podía se mataba y después se llevaba colgada del carro como trofeo. Algún que otro vecino del pueblo, las comían en aquellos tiempos.
Aún recuerdo, ver alguna persona de los pueblos cercanos, que traían algún lobo encima de la caballería, y lo exhibían por el pueblo, a la vez que solicitaban algún donativo por su hazaña. Así lo entendíamos entonces y el que podía colaboraba; toda vez que estos animales  en tiempos muy fríos y de nevadas, hacían mucho daño en la cabaña lanar.
 Alrededor del año 1.970, en un artículo de un periódico regional; se narraba como un señor de Pueblica de Valverde, había matado un lobo con un hacha. Me pareció interesante, recorté el artículo y por correo lo envié al autor del hecho.

                                                       EL DOMINGO TORTILLERO

Se celebraba siempre el domingo anterior al domingo de Ramos. Este día se  reunían los amigos y amigas, (eso si, de forma general siempre por separado), para pasar una buena tarde, haciendo y comiendo la tortilla.
Los pequeños, desde 8 a 12 años,  llevaban una o dos patatas y un huevo cada uno, que luego juntaban, y con todos ellos, se hacía la tortilla.
Se reunían en una casa de alguno de los padres, donde les hacían la tortilla, y luego en algún local  o patio la comían todos juntos en buena armonía y disfrutando de lo lindo, con los juegos y bailes de la época.
Los ya mayores, cada uno llevaba lo que podía y se iban mas independientes a alguna casa  antigua, que ya no se habitaba, pero que siempre había una buena cocina para poder hacer fuego y hacer la tortilla  o lo que se llevase a mayores.
Siempre se llevaba una garrafa de vino de cosecha de 4 u 8 litros según la concurrencia; que ayudaba a amenizar la fiesta.
Los mozos disponían de mas medios y además de la tortilla  podían comprar algún cordero, lo que hacia que con el vino, al final, todos estuvieran mas  alegres y contentos.
Recuerdo que al final de la tarde, nos uníamos varios grupos, localizábamos donde estaban las chicas, e intentábamos entrar en su local.
Algunas lo permitían y otras no; pero siempre al final de la tarde se coincidía todos, en el paseo que se hacia por la carretera.
Al coincidir el día en la Cuaresma, no había baile; de ahí que se hiciera el paseo; medio que valía para reunirse y verse todos y así el que tenía novia podía  quedar con ella. El resto de los días laborables, cada cual tenía sus tareas.
De forma general se pasaba bien, aunque siempre había alguno que podía haberle hecho daño tanto vino y podía molestar; pero entre los del grupo se procuraba ayudarle, y llevarlo a dormir la mona, como se decía entonces.
Como veis del “Altar Mayor” nada de nada. Estaba muy alejado del pueblo, para ir allí.
También recuerdo algunas trifulcas, que aunque pocas veces ocurrían entre grupos rivales; por respeto a las personas, no deseo divulgar.
Así nos divertíamos por aquellos años. Generalmente todos los domingos y fiestas, los amigos aunque no fuera mas que con cacahuetes o sardinas que si venia la “Pepina” de Villaveza de Valverde, se compraban; se iba a la bodega, unas veces a la de uno y otras a la de otro; y se pasaba la tarde, hasta la hora del baile.

Todo esto que yo narro, es mi versión simplificada; y lo pueden corroborar, incluso ampliar, personas de la época que aún viven.
No se si estaré en lo cierto, pero mi deseo es hacer narraciones de nuestro pasado, para que los jóvenes de ahora sepáis lo que se hacia y como se vivía entonces; y para que no se olvide con el paso de los años.
Ya me gustaría a mí, tener antecedentes de los hechos pasados antiguamente en nuestro pueblo, para poder compararlos ahora.

Hay  otros días especiales, como el  de Todos los Santos, Carnaval, etc., que según vaya recordando cosas; quizá pueda ir describiendo.

           argapa

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